Tulcán, sobre todo en los meses de verano, es dueño absoluto de un horizonte inmenso y bello, especialmente cuando en las tardes, la línea de cumbre occidental, teniendo como fondo un enorme cielo rojo, matizado con esplendores dorados de un sol Pasto que se muere en la hora del crepúsculo, deja ver la silueta de dos gigantes: el Chiles y el Cumbal.
El Chiles, macizo andino, medio ecuatoriano y medio colombiano, muestra a los ojos de los tulcaneños, el perfil de una pirámide simétrica. No es un volcán activo, y ello lo confirma la presencia de riquísimas vertientes de aguas termales a sus faldas. Una tremenda grieta vieja cicatriz cósmica- lo parte al cerro, de noroeste a sureste. A veces esta grieta está llena de nieve y pasa inadvertida. Una pequeñísima laguna, de aguas cristalinas que reflejan, cuando no hay neblina, todo ese azul del infinito, descansa en la parte occidental del cerro, a las tres cuartas partes de su altura total. Las Lagunas Verdes y las Aguas Hediondas, son la huella antiquísima de viejos cráteres.
El Cumbal, volcán activo asentado a pocos kilómetros al otro lado del río Carchi, marca el comienzo del territorio colombiano. Cuando el horizonte está libre de nubarrones, el Cumbal se muestra en toda su terrible belleza: nieves eternas en su amplísima cima; siete cráteres, cumpliendo su papel de fumarolas unos, y de solfataras otros, recordando a todo mundo que en cualquier momento puede despertar y volver a ocasionar daños, como en el terremoto de 1923. Dos interesantes lagunas, una en su falda occidental y otra en su falda oriental, completan la belleza solitaria del Cumbal. Ascender a él no es difícil, pero sí agotador. Hasta más arriba de la mitad de la altura del cerro, los hieleros y los azufreros, suben en bestias para bajar su valiosa carga. Las formas que el tiempo y la naturaleza han creado sobre las rocas de granito, son impresionantes; por ejemplo, hay una gran piedra con la forma definida de un asiento muy cómodo y a la medida de una persona, capaz que cualquier mente rica en fantasía, bien podría afirmar que es el trono del dios Sol, o el sitio de reposo de algún cacique legendario. ¿Quién le dio esa forma y cómo fue pulida esa roca?
En la falda sur oriental del cerro, está un pueblito de gente laboriosa. El pueblito lleva el mismo nombre de la mole: Cumbal. Es frío. Su gente utiliza ropa de lana gruesa, y siempre se los mira empelucados. El poncho o ruana, es una prenda inseparable, al igual que su sombrero pequeñito. Uno de los trabajos que identifican a los habitantes de Cumbal, es la elaboración de muebles en madera tallada. Don Everardo es uno de los artistas en la madera. Sus cinco hijos y su esposa, conforman la familia apreciada y respetada por los cumbales.
De un tiempo acá, Cumbal empezó a ser asediado por los guerros y los paracas, cosa que acabó con la paz del pueblito, cercano a los frailejones y a las rosas de las nieves.
Don Everardo, traspasado de dolor tuvo que dejar el pueblo de sus mayores; su cielo con nubes de azufre y con aletear de cóndores; su páramo y su pantalón de bayetilla, para emigrar a tierra extraña. La familia se fue a radicar a Tulcán. En dos cuartos y un corredor, instaló su vivienda y su taller. Su hijo mayor, Evelio, también era ya un maestro para tallar flores, venados o cisnes en las cabeceras de cedro morocho, de las camas. La gente de Tulcán es buena, y no tardaron los colombianitos en tener amigos y, lo que es más, trabajo.
Cierto día llegó al taller de don Everardo, un paisano suyo. Venía de Cumbal, corrido de los guerros, quienes le habían amenazado de muerte porque él los había denunciado a los militares y esa fue la razón de la muerte de uno de los subversivos. Don Everardo le brindó alojamiento y le dio oportunidad para que trabajara en su taller. En tierra ajena, los paisanos significan mucho.
La familia de don Everardo se recuperó en su ánimo, La compañía del coterráneo los reanimó inmensamente, porque Jorge así se llamaba el huésped- tocaba la guitarra y cantaba. Cuanta nostalgia cuando interpretaba el son sureño y resaltaba esa parte que dice: y el Cumbal es la nevera; o cuando cantaba: ay Chambú de mi vida, gigante roca….
Parece cuento o trama de telenovela barata: una tarde, desapareció el cumbaleño Jorge y también la esposa de don Everardo. Una niñita de dos años de edad, era cuidada por su hermanita que estaba en sexto año de básica, de la escuela Olmedo.
-La mamita nos dejó y se fue con ese mal parido del Jorge- se lamentaba Evelio.
Don Everardo estaba dispuesto a recibirla y perdonarle todo. Su hijo Evelio también; pero lo que sí juró, fue dar a conocer a los guerros, el paradero de Jorge. Ojo por ojo y diente por diente.
Un post del Licenciado Delacroix
Licenciado en cada uno de sus post nosotros, sus lectores, debemos empezar por felicitarlo. Es que su lenguaje se conjuga con los paisajes maravillosos que nos presenta y juntos deleitan nuestra imaginación.
Cuando describe a Tulcán en los primeros párrafos, recordaba todos esos anos que iba a su tierra y El Ángel también en las tardes de 4×4.
Regresando a la historia, bien dice el dicho mientras mas conozco a los humanos mas quiero a mi perro. La verdad es que yo no perdonaría a la señora y que Jorge haga nomas su vida lejos de mi.
Saludos.
Me gustó la forma en que describiste las montañas. Sería estupendo si pudieses colocar fotos de ese paisaje que describes, del Chiles y Cumbal. Para quienes no hemos tenido la oportunidad de conocer tu ciudad sería un gran incentivo.
Mira la verdad es que yo deseo ir a Perú mi país natal .. soy menor de edad y deseo ir con mi menor hermano también pero nuestros pasaportes han vencido hace 1 año y no tenemos dinero más qu para los pasajes.. yo quisiera saber q riesgos corro. favor contestarme
hola kisiera conoser a l’o les dejo minumero de mi celu yamame l’o besos 5528496235
creo que mas que el corazon de madre, pudo el amor por don jorge… o quien sabe haveces uno jusga sin conocer mas alla de las cituaciones y vivencias de los demas, pero creo que los diferentes contextos sociales y politicos nos lleban a fracasar en nuestro entorno. lo digo por que ademas de un hermoso paisaje natural, tambien convivimos con guerrilla y paramilitarismo…. hasta ahi dejo.