Era el año de 1959. Cursaba el cuarto año del Colegio, para ese entonces llamado Nacional Bolívar. Funcionaba en un antiguo edificio ubicado en la Plaza de la Independencia. Se afirma que fue la primera casa de teja que se construyó en Tulcán. Se dice también que allí fue cuartel y que, siendo cuartel, fue el escenario de la llamada Revolución Montalvista,. revolución que generó el nacimiento de nuestra Provincia del Carchi, a la vida política..
En esa época, 1959, los colegiales lucíamos el uniforme kaki, en el que se incluía la boína del mismo color. A lo mejor no pasábamos de 200 alumnos en todo el plantel. Inolvidable el patio de recreo, con su árbol de araucaria; las ruinas de una antiguo jardín botánico; la casa medio destruida del porterito y el gimnasio con barras, paralelas, escaleras y cabo de manila. Inolvidable el Teatro Bolívar y sus películas en blanco y negro; su proscenio y su telón remendado. Inolvidables los laboratorios de física y química; y, más todavía, el profesor de esta última asignatura quien, aunque no lo crean, tomaba lista de memoria, clavándonos su mirada miedosa con sus ojos más miedosos todavía. La mente, si es que teníamos, se nos ponía en blanco, del mismo color de nuestros cachetes o de la tiza del pizarrón. Inolvidable el rectorado, con la presencia imponente de don Putulún y su alfombra verde, de la que salía una polvareda al pasearse con sus zapatos número 43. Inolvidable la biblioteca y su colección preciosa del Tesoro de la Juventud. Inolvidable la sala de música y su viejísimo piano, sala que en la tarde, antes de iniciar la primera hora vespertina, se convertía en sala de estudio; es decir, en espacio valioso para igualarse en las tareas o calentar las lecciones de geografía, historia o filosofía, siempre bajo el cuidado del inspector, don nariz de hacha. Inolvidable el archivo, cuartucho repleto de andamios y papeles, por el que al pasar se apercibía un fuerte olor a puntas mezcladas con limón y azúcar, propio de los hervidos del señor godo Villagómez. A veces, las puntas dizque se mezclaban con café negro, porque al decir de los maestros de antaño, había que tomar la bebida negra que despierta pensamientos blancos.
Toda nuestra juventud vibraba con las noticias de la Revolución Cubana. Nos sabíamos de memoria nombres de personajes que los habíamos mitificado: Fidel Castro. Camilo Cienfuegos, Raúl Castro, Ernesto Che Guevara. En nuestra imaginación se proyectaba el perfil geográfico de Sierra Maestra, Bahía de Cochinos, Matanzas, La Habana. Las barbas crecidas y descuidadas, al igual que el cabello largo, eran sueños que se nos materializaban en calcomanías pequeñitas , representando a nuestros héroes, pegadas en los cuadernos y en la luna del reloj que ostentaba el Dito, el único que sacaba pecho enseñando su pulsera de marca Invicta. Todo giraba en torno a la revolución.
Como compañero de clase, tenía a uno que era más revolucionario que Fidel. Según él, máximo en dos años, el Ecuador estaría inaugurando un gobierno, fruto de la lucha popular, en el que el color verde oliva, la gorra con estrella, tipo comando, y la cabellera cubriendo los hombros, así como una bandera roja, reemplazando al tricolor nacional, serían los distintivos del nuevo pueblo. Mi compañero, en su fanatismo, así lo predecía. Se acabaría la pobreza; desaparecería la propiedad privada, y todo el mundo a la zafra eso no lo entendía, pensando en Tulcán- pero había que hacerlo, porque en Cuba eso era lo que le daba un sabor distinto a la vida.
Nos graduamos de bachilleres, en medio de exámenes orales, tribunales terribles y aplausos de los invitados y de los otros. Cada ex Bolívar del 62 cogimos por distintos caminos; y, la revolución, qué?. Cosa extraña: unos de los fanáticos de la Sierra Maestra, se hizo oficial de policía; otro se empleó en el Banco de la Previsora, en Quito; y el que aseguraba emular a Cuba , se hizo chofer profesional.
A los pocos años, volví a mi tierra con un título universitario: licenciado en Ciencias de la Educación. Qué gratísima sorpresa la que me deparó la vida: comencé a trabajar como profesor de mi Colegio; claro, inaugurando edificio nuevo, lejos, distante, solitario al norte de la ciudad, allá por las curvas de las Dávilas. Ya no era el modesto Nacional Bolívar; ahora era, el Experimental Bolívar, con estadio incluido y teniendo por vivienda del conserje ya no portero- una casita en la que había funcionado una fábrica de cerveza.
Un día, me encontré con el compañero que fuera el más revolucionario en las aulas del Colegio. Me enteré que su situación económica era de lo mejor; y, al interrogarle sobre la revolución, me contestó:
– Esas puterías diría cuando no tenía plata!
Su respuesta fue sabia. Por eso, jamás he creído en los políticos y no he sido lambón de ninguno de ellos; peor aún de los que dicen ser de izquierda, sabiendo que el bolsillo lo tienen a la derecha
Un post del Licenciado Delacroix
Licenciado,
Que orgullosos deben estar sus hijos y que afortunados sus alumnos, el tener por profesor una persona muy preparada y que cuenta sus memorias de una manera maravillosa.
Me avisa cuando publique un libro y si ya lo tiene me apunto para una copia.
Ojala nunca dejáramos de ser niños o jóvenes revolucionarios, en el sentido de sonar con cambiar el mundo y guiarlo por el camino del progreso. Lamentablemente parece la mayoría cambian y no precisamente para bien, las ideas, los sueños, las ilusiones se pierden.
Las historias de nuestro Colegio…el Mejor …haciendo a un lado algunas cositas , y contado con la maestría y particular forma que lo hace mi buén profe , hasi lo siento hasta hoy me ponen con una emociön que no la puedo describir , hojala sus apuntes lleguen a todos los ex alumnos del Bolívar que quien sabe tan donde estarán……………mmm, licen se le olvido contar que despues de graduerse cuidaba el billar del parque ….Att. El Arqui.
Saludos, Licenciado!
Que agradable leerlo.
excelente el relato pero me quedó la duda de la ‘revolucion montalvista’ ¿q fue y contra quien era? tengo especial curiosidad por saber cómo se crearon las provincias del ecuador, aunque puedo estar equivocado, tengo la sospecha de que muchas nacieron como la de Orellana: por presión de un cacique local que necesitaba hacerse pasar por el adalid contra el centralismo, o me equivoco?
http://tijerarota.blogspot.com
Tijeron revelado
en el Chucheforum les dejé un modelito de denuncia contra los ex patronos que no han pagado fondos de reserva..
Saludos
me gusto su artículo y me gustaría preguntarle si conoce usted al prof. Luis ALfredo Dávila, que fué recxtor del COlegio Bolívar hace aproxidamaente 25 años y un favor especial si podría escribir un artículo al respecto
Ate
Arq. Martín Juela
Licenciado:
Ahora que miro la fotografía del antiguo edificio del Colegio Bolívar, se enerba mi espíritu frente a la estupidez de la gente.
Solamente a un idiota se le pudo ocurrir derrocar ese patrimonio arquitectónico, a criterio de nada.
Y no solamente ese edificio. Pensemos en los otros que existían en la plaza de la independencia de Tulcán.
Se imagina, ahora que se valora ese estilo y su representación histórico-cultural, lo bonito que era el parque principal?
Con razón se burlan de los pastusos, que sin duda llevan sangre de gallegos.
Locos y estúpidos…
Le ruego le haga llegar una copia a Nacho Zambrano.
Saludos
Ricardo
Saludos, soy un alumno del ahora Instituto Tecnológico “Bolivar”, me siento orgulloso de pertenecer a tan prestigiosa institución y me parece excelente que los ex alunmos de mi colegio den muestra de que el Bolívar siempre ha formado, forma, y formará líderes en todo campo. Lamentablemente también existen alumnos que no merecen llevar el uniforme del Glorioso Bolívar, pero existimos personas que aún creemos en las cosas positivas que existen en nuestro colegio. Fue muy de mi agrado leer esta breve historia -aunq no identifico al profe que escribió esto- me gustaría que se sigan publicando cosas asi.
Muy interesante su relato, estoy orgulloso de saber que hay pocas personas que adoramos a nuestro Colegio y lo resaltamos en todo lugar y a todo momento con mucha fuerza.
Sigamos adelante para sacar adelante a nuestro querido Colegio.
Slds,
Ing. Jairo Ormaza Y.
Muy interesante su relato, estoy orgulloso de saber que hay pocas personas que adoramos a nuestro Colegio y lo resaltamos en todo lugar y a todo momento con mucha fuerza.
Sigamos luchando para sacar adelante a nuestro querido Colegio.
Slds,
Ing. Jairo Ormaza Y.
me parece que es una buena pagina educativa sigan adelante con esto
Nunca fue mi profesor… Que mal!! Pero he tenido la oportunidad de escuchar sus “historias encantadas” y son de lo mejor!