Soy malo para asistir a funerales, misas de honras, entierros o a cualquier situación que implique expresar pesar a los directamente afectados. Soy una pesada masa impávida que respira y que se mueve lentamente sin saber qué hacer ni qué decir.
Trato de ponerme en el lugar de los que están sufriendo y pienso que en esos momentos a mí no me gustaría estar rodeado de tanta gente y peor aún preocupado por cosas logísticas y de organización para que no falte comida, espacio o sillas para los que siguen llegando. Me gustaría estar con los míos, con los que son y los que siempre se cuenta y sufrir y llorar con ellos para luego reír recordando todo lo bueno, gil, bacán, cague de risa o “propio” que era el que se fue o alguna cosa por el estilo.
Pero somos animales de costumbres y en el fondo los humanos somos solidarios (aunque más bien creo que lo somos por encimita) y hay que cumplir con todos esos rituales que se debe cumplir en estos casos. Así que otra vez hay que hacer presencia sin saber qué hacer ni qué decir… pero esta ocasión tratando de entender lo que pasa y hacer algo que de alguna manera resulte útil o por lo menos no tan inútil.
Ya mucha gente (que uno no conoce y posiblemente por primera vez la esté viendo) está ayudando con los asuntos organizativos y triviales, pero prácticos al fin y al cabo, así que por ahí ya no se encuentra la oportunidad de meter mano, ya saben eso que “muchas cocineras dañan el caldo”.
Luego de ver a toda la gente ahí reunida, unos conversando normalmente, aunque en voz baja, otros llorando o con muestras de haberlo hecho, uno que otro viejito luchando contra el sueño y algunos niños que no bajarán la voz o la intensidad de sus gritos mientras no obtengan su caramelo o chupete, quedo finalmente en las mismas. ¿Qué hago?
Pienso que si uno cree en un ser o fuerza superior no habrá nada que tratar de entender o sobre lo que pedir explicaciones, inútilmente se pasará el tiempo tratando de buscar los “por qué”, no hay mucho que entender, pero si bastante que aceptar. Entonces no encuentro más opción que intentar compartir la carga de los que están sufriendo la pérdida de primera mano, la carga soportada es más llevadera con más puntos de apoyo, y trato de ser uno. Y así, a mi manera y de una forma voluntaria, desinteresada y porque me nace (“de corazón” como diría alguna tarjeta Hallmark); sufrir mi cuota con ellos, por ellos; guardar el pedacito de luto que me corresponde o que busqué me corresponda, porque son de los míos, gente buena que muchas veces demostró cariño y preocupación por mí, sin yo talvez merecerlo.
Y sí, la vida sigue siendo una mierda y aunque parezca injusto, inhumano e indolente tenemos que seguirla viviendo y regresar a nuestra absurda normalidad mientras sufrimos lo que nos corresponde y llevamos el luto que hemos aceptado. Al fin y al cabo la naturaleza humana más que solidaria es egoísta y hay que ser sinceros y aceptar que uno sufre por uno o por los que quedamos y no por los que se fueron, porque sea como sea, estén donde estén, en el fondo todos sabemos que se encuentran mucho mejor que aquí.
En tal caso compartir el dolor y sufrimiento en silencio me parece mucho mejor que aquellos que se escabullen entre la gente para llegar a primera fila y hacer llorar inconsolablemente a los mas afectados con una serie de frases de condolencias.
Soy de las que no soporto las palmaditas en la espalda y a tanta gente desconocida haciendo bulla. Uno quiere estar con su muerto a solas y empezar a extrañarlo. Además tipico y llegado un momento en todo velorio hay el grupito que cuenta cachos.
no hay mucho que entender, pero si bastante que aceptar
muy lindo post.
AMEN
Un día cualquiera, llegan estas situaciones a nuestra existencia. Un día cualquiera, te levantas y suena el teléfono con la noticia trágica y no sabes que pasa, que hacer. Solamente sientes que se unen cielo y tierra y no queda lugar ni para los pensamientos, solamente te mueves por inercia tratando de ubicarte. En ese estado de cosas, saber que hay gente conocida que muestra su apoyo es bueno, solamente que hay otro poco de gente que posiblemente va por compromiso o por aparentar.
Algun momento leía que los animales que andan en manadas son muy proclives a acompañar en un cierto “velorio” a los fallecidos. En nosotros es mas que una huella de la evolución.
Te inspiraste Fantasma
Es impresionante ver a tanta gente siguiendo la tradicion de los velorios, sin ninguna idea o seguridad de lo que le sucede al espiritu o alma del fallecido; y si uno se atreve a decir lo que sabe o cree al respecto, se arriesga a la critica o repudio de quienes piensen de otra manera.
Mejor, por respeto a la memoria que nos queda del difunto, guardamos el silencio y la compostura que se espera en situaciones de esa naturaleza.